Desde hace 42 años existe un espacio en la avenida Betances en Bayamón que, más allá de enseñar las destrezas de taekwondo, madre e hijo se han dedicado en cuerpo y alma a mantener la filosofía y el legado de Benny Rivera, fundador de la disciplina en Puerto Rico.
Luego de haber obtenido su cinta negra en Estados Unidos, Rivera regresó a la Isla y ayudó a desarrollar aproximadamente 70 instituciones de taekwondo, y abrió, para el 1975, la academia ITF Young Brothers. Cada esfuerzo de este ducho en el taekwondo no ha sido olvidado.
Entre (equipo), fotografías y un museo en construcción, Nancy Moure y Ottyneb Rivera Mouremantienen el negocio a pesar de los cambios sociales y económicos, principalmente porque representa para ellos la vida de quien fue su esposo y padre.
Continuar con el negocio en pie ha sido un reto que han sabido sobrepasar porque han sostenido en esencia la misma receta de identificar nuevas oportunidades y regalar experiencias innovadoras, explicó Moure, quien se integró a este ambiente en el 1991 y hoy es la administradora.
El servicio “pro familia” que ofrecen a los alumnos y, por ende, a sus padres, es lo que, según Moure, los ha mantenido vigentes y activos, a pesar de la crisis económica que atraviesa el país. “Las cosas con amor funcionan. No importa cómo esté la economía, tenemos éxito”, añadió.
Como parte de la estructura del negocio, han tenido que, por ejemplo, hacer utilidad de la oportunidad de promoción de redes sociales como Facebook para asegurarse de “vender” el servicio que ofrecen. Aun así, gran parte de los estudiantes llegan allí por referencias de exalumnos, o conocidos que han pisado la Academia en algún momento de los pasados 40 años.
Ese es el caso de Manuel Hernández, quien llegó a ITF Young Brothers en la década de los 90 y hoy su hijo, Alejandro, practica el deporte en el mismo lugar. “En el taekwondo nos enseñan a regirnos dentro y fuera del arte bajo el credo de la cortesía, integridad, perseverancia, el autocontrol, y un espíritu indomable. Y comprender que esto es un arte y, a su vez, una manera de vida, dándonos así las herramientas para ser ciudadanos de bien”, expresó Hernández, quien ha representado a Puerto Rico desde la Selección Nacional.
Sin embargo, a pesar de mantener una matrícula de 115 personas, no son exentos de la crisis. Rivera Moure expuso que “los padres son más cautelosos en lo que gastan, por lo tanto, son más observadores en el trato y cómo se dan las clases”. Por ello, deben asegurarse que su estrategia fundamental de servicio personalizado y su trato de primera permanezca.
Como dice el refrán que quien lo hereda no lo hurta, Rivera Moure de 23 años y también estudiante de Mercadeo, siguió los pasos de su padre en el taekwondo cuando tenía apenas un año y medio.
De lunes a jueves y sábados, el cinco veces campeón panamericano, enmarcado en el amor por la disciplina, funge como el maestro principal de la Academia y pone sus destrezas a la disposición de niños desde tres años hasta los más adultos.
“Mucho más que puños y patadas”
A través de los años han sido testigos de la evolución que ha atravesado el taekwondo en Puerto Rico. Desde el comienzo, cuando Rivera fundó la Federación Taekwondo de Puerto Rico en el 1989, hasta entonces, el arte ha avanzado.
“Ha cambiado la forma de desarrollar el arte. Abre a otros aspectos, ahora es más flexible”, explicó el joven, quien también mencionó que ahora la disciplina está abierta a más personas.
Cuando se refieren a una evolución más flexible, lo hacen porque el taekwondo, según Moure, abarca muchas necesidades de los estudiantes. Esto les permite trabajar con personas que desean mejorar su disciplina, que tienen problemas de hiperactividad, autocontrol o timidez. Específicamente, en ITF Young Brothers tratan o han tratado niños con autismo, déficit de atención o alguna discapacidad mental.
Más allá de la teoría de los beneficios del taekwondo, Moure ha visto en su propia Academia la experiencia de un estudiante autista que por los pasados 13 años ha adquirido allí las destrezas necesarias para lograr ser hoy un joven universitario que puede desenvolverse solo.
Y es que la práctica en ITF Young Brothers les permite a los alumnos en un espacio acogedor, familiarizarse con las “coreografías” y términos para llegar a ser “cinta negra”. Rivera Moure enumeró que se comienza con un proceso a “baby steps”, donde los alumnos aprenden la disciplina, los pasos y técnicas fundamentales. Una vez van cambiando de cinta o puntilla, se va poniendo más retante. Todo a través de una relación especial, directa e individual que permite tener una cercanía entre estudiante e instructor.
Cabe resaltar, que cada vez que un individuo -que esté en etapa escolar- va a cambiar de cinta, que puede ser entre cada dos o tres meses, la Academia se pone en contacto con la escuela para conocer cómo se comporta y así hacer una retrospección de su trabajo. Para Moure esa relación es sumamente importante para lograr su objetivo de crear, más allá de profesionales en el taekwondo, líderes que estén capacitados para abrir sus propias academias y forjen un mejor país.
Con la idea principal del fundador de “mente sana en un cuerpo sano”, los recuerdos de Rivera permanecen junto al negocio que vio crecer. Luego de cuatro décadas, ITF Young Brothers sigue siendo un espacio de formación, desarrollo y capacitación a través del taekwondo, a la vez que se dedican a resaltar los esfuerzos de quien estuvo antes para que el legado de Rivera viva.
Fuente: CB en Español / 10 de septiembre de 2017