El programador autodidacta Elián Reyes Cintrón, de 18 años, comienza el 17 de febrero su formación en 42 Silicon Valley, una universidad tecnológica gratuita, sin profesores, sin diplomas y con un proceso de admisión único.
“Aprendí a programar con vídeos de YouTube, a partir de un vídeo en el que explicaban qué era la programación como tal. Y de ahí comenzó la aventura”, resumió Reyes sobre el origen de su interés en las ciencias de cómputos, cuando estaba por comenzar el noveno grado.
“En los anuncios de YouTube me presentaban a 42, la universidad sin maestros, sin horario, gratis, basada en proyectos, y me parecía algo increíble”, recordó el joven que, hasta donde tiene entendido, es el primer boricua residente en Puerto Rico que es admitido a la institución que comenzó a operar en Estados Unidos en noviembre de 2016.
Reyes contó que, luego de la incredulidad inicial, comenzó a investigar y comprobó que no era un anuncio engañoso o demasiado bueno para ser verdad.
Entrar a 42 se convirtió en su principal meta y, cuando se graduó de escuela superior en mayo de 2019, se dedicó a pulir sus destrezas.
A principios de octubre, llegó al espacio de cotrabajo Engine-4: “Aquí aprendí el doble de lo que aprendía yo solo, porque tuve mentores. La experiencia es la mejor guía”.
Pasó el examen preliminar y 42 lo invitó a zambullirse en la prueba de admisión intensiva, “La Piscina”.
“Viajas a la universidad y allí, durante un mes intensivo, te evalúan en diferentes áreas. Es gratis, con dormitorios gratis. Solo pagas tu comida y allí proveen cantinas con menús a precios bien económicos”, explicó Reyes sobre la experiencia que inició el 21 de octubre.
Durante ese periodo, los participantes no conocen los criterios específicos de evaluación, pero “sí te dicen que miden tu disciplina y autonomía”, indicó.
“La primera semana éramos 385 estudiantes y la última quedábamos 124. En la primera se quitó mucha gente. Unos descubrieron que no les gustaba programar y otros que no podían con el empuje”, abundó. “No hay espacio para el conocimiento muerto, porque lo que aprendes hoy lo pones en práctica en ese momento en un proyecto. También vas desarrollando una comunidad. Por eso no se hace desde la casa, porque también evalúan cómo uno trabaja en equipo”.
Como no hay profesores, otro compañero está a cargo de las correcciones y hay que ser capaz de defender el código y demostrar cómo se escribió o cuál es la lógica, para confirmar que los aspirantes no se están copiando de códigos disponibles en internet. Esto se complementó con exámenes semanales de cuatro horas en los que “estás solo tú con una computadora, sin celular y sin internet”.
Para Reyes la sola experiencia de completar La Piscina “habría valido la pena si no me hubiesen aceptado, porque crecí en muchas áreas”. Además del conocimiento ganado, se trató de su primera experiencia de vida independiente, usando el inglés a toda hora y compartiendo con extraños de múltiples países, que al final ya se consideraban amigos. “Me impresionó el primer día que en la fila nada más había gente de Alemania, Ecuador, México, Senegal, China, Japón”, mencionó.
También vio en acción cómo en el mundo de la tecnología se puede promover una cultura de inclusión, con la advertencia de que asumir actitudes de discrimen por raza, origen o sexo es causa para expulsión.
Al regresar a Puerto Rico, Reyes reconoció que cada día se le hizo eterno mientras aguardaba por saber si había entrado o no. Poco después del plazo esperado de dos semanas, llegó el email.
“Mami estaba bien emocionada. Fue una gritería. De verdad que no me pude contener”, recordó Reyes.
De las 24 personas que estaban en su grupo, solo entraron 6, pero incluso los admitidos no sabían si podrían participar por las dificultades para obtener visas extendidas.
¿TENÍA PLAN B?
Para su futuro inmediato, Reyes solo tuvo a 42 Silicon Valley en su radar. Sin embargo, consideró las inquietudes de sus maestros en su colegio Global Mission Academy y tomó las pruebas de admisión universitaria y llenó las solicitudes de rigor.
“Me hicieron reservar un espacio donde me aceptaron, en Ciencias de Cómputos en la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras”, confesó.
Ya para su graduación, su mamá estaba tranquila con su decisión. “El apoyo de mi madre fue de las influencias más grandes, porque sí es difícil separarse de la familia. Pero como ella me dijo ‘cada cual tiene su propia aventura en la vida’”.
¿DE DÓNDE SALIÓ 42?
42 fue creada en 2013 en París, Francia, por el multimillonario francés Xavier Niel, Nicolas Sadirac, Kwame Yamgnane y Florian Bucher.
Es financiada por Niel, mantiene su esencia sin fines de lucro y su pedagogía de educación y evaluación entre pares, sin profesores que les digieran el conocimiento a los estudiantes ni les digan cómo tienen que hacerse las cosas.
La dirección del recinto de Silicon Valley, inaugurado en noviembre 2016, ha estado a cargo de Brittany Bir, quien se graduó de 42 París luego de haber obtenido una formación universitaria en Humanidades.
Como parte de las entrevistas de Bir a medios digitales en Estados Unidos para explicar el concepto de 42 antes de su apertura, indicó que el código, los proyectos o productos que creen los estudiantes mientras asisten a 42 Silicon Valley es de ellos. La universidad no reclama derechos de propiedad intelectual en lo absoluto. Tampoco exige algún tipo de reembolso ni compromete los ingresos futuros de los alumnos, como suceden en otros programas que reclaman ser gratis o bajo costo.
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Fuente: El Nuevo Día / 2 de febrero 2019