Una fresca brisa y una conversación en la que se dejaba escapar unas risas contagiosas acaparaban el ambiente de una residencia de dos pisos de la urbanización Forrest Hill en Bayamón.
Mientras tanto, un niño de un año gateaba con rapidez y dejaba escapar algunos gritos, como queriendo expresar que le han vuelto a permitir ser libre.
La escena fue parte de la primera impresión que tuvo una numerosa familia de Guánica, que dejó a atrás la zona afectada por los terremotos para buscar paz emocional y permitir que una de sus integrantes diera a luz con tranquilidad a una niña, en el nuevo hogar.
Los rostros de esta familia, que en el temblor del pasado 7 de enero perdieron el apartamento que ocupaban en el residencial Luis Muñoz Rivera, reflejaban alivio, agradecimiento y humildad.
La familia abandonó Guánica el pasado sábado, luego de haber recorrido dos refugios con una mujer embarazada, un niño de un año, otra niña de 12 y una anciana de 80.
Salieron del pueblo que resultó ser de los más afectados por los constantes sismos por petición de una de las hijas de Janette, María Torres, de 21 años. Ella había salido de Guánica a finales de diciembre pasado, cuando comenzaron a sentirse los temblores, porque es paciente mental y la situación le afectó.
Torres buscó refugio en casa de una amiga, Gabriel Berríos Vega, quien reside en Magnolia Garden de Bayamón.
“Al principio tenía miedo de qué podía pasar, que yo estaba acá y ellos estaban allá. Yo lloraba todas las noches. Decía: ‘Dios mío, por favor, que vengan para acá, ayúdame a buscar una ayuda para traerlos’. Fue una misión que se veía imposible, pero se hizo posible. Yo tenía mucha depresión, mucha ansiedad, los nervios no paraban, hasta que llegué acá y me quedé más tranquila. Así yo sé que como me ayudó a mí el cambio de ambiente, yo sé que a ellos también le va a ayudar”, expresó la joven.
La primera asistencia que recibieron los seis miembros de la familia, tras haberse mudado a Bayamón, fue de la iglesia Casa de Misericordia y Nuevo Comienzo.
Le exhortó a sus compueblanos y a todos los damnificados del suroeste que busquen ayuda en otros municipios fuera de la zona. Insistió en que solo así lograrán tener tranquilidad.
“Hay ayuda para todos, que no tengan miedo, que lo material es lo material, lo más importante es la vida. Que busquen ayuda y sin miedo, que tarde o temprano podrían volver a donde ellos deseen, pero que lo principal y lo primordial es la salud, la vida. Lo material se compone, pero la vida, si se pierde, no se puede componer. Busquen ayuda que en Puerto Rico todavía hay personas humildes que nos ayudemos unos a otros”, indicó.
Editado. Fuente: Primero Hora – 16 de enero de 2019