No cabe la menor duda que Javier Báez es uno de los mejores jugadores defensivos en las Grandes Ligas.
Su magia con el guante deleita a la fanaticada del béisbol.
Con corredores en primera y segunda y un out en la parte baja de la tercera, el abridor de los Tigres, Rony García, cortó el bate de Evan Longoria, de los Gigantes de San Francisco, con una bola rápida de 91.8 millas por hora (mph) y la pelota salió disparada hacia el siore bayamonés.
Sin embargo, la cabeza del bate – en realidad la mayor parte de la madera – se elevó por el aire, siguiendo la trayectoria de la pelota con notable precisión y aterrizando justo delante de Báez cuando este se preparaba para lanzar la pelota.
El pelotero bayamonés esquivó hábilmente la astilla voladora y atrapó la pelota, pero no pudo evitar el bate por segunda vez cuando este rodó bajo sus pies. Intentó plantar su pierna derecha hacia atrás para lanzar, pero perdió el equilibrio y se quedó con la bola en la mano mirando cómo Longoria llegaba a salvo a primera para llenar las bases.
Cosas del béisbol que detienen a los magos.
Báez bateó de 4-2, con dos carreras anotadas.
Fuente: El Vocero