En tiempos de distanciamiento físico, es importante recordar que “nuestros viejos” o adultos mayores, nuestras personas de 60 años o más, pertenecen a la población más vulnerable, y es nuestra responsabilidad considerarlos en los planes familiares para combatir el COVID-19.
Para esto, es necesario hacer ajustes entendiendo las situaciones sociales por las cuales ya atraviesa esta población, como es la privación económica, familiar y las pobres redes de apoyo.
Ante este escenario, les presentamos algunas recomendaciones:
- Aumente la comunicación con familiares, vecinos o allegados de la persona mayor para garantizar que posea los recursos necesarios como alimento, techo, salud y seguridad. Esto se puede realizar a través de llamadas telefónicas, vídeo llamadas, redes sociales y medios de comunicación.
- Provea una lista de agencias, hospitales y recursos de apoyo con sus respectivos números telefónicos para que ellos puedan comunicarse y solicitar ayuda en caso de una emergencia.
- Dialogue sobre sus preocupaciones y déjele saber que, a pesar de no existir el contacto físico, no están solos y siguen formando parte de nuestras vidas.
- Manténgase alerta a los cambios en su estado de ánimo, su tono de voz, ansiedad marcada, tristeza, llanto, patrón alimentario y del sueño.
- Identifique si la persona está enfrentando una posible depresión y, en este caso, coordínele ayuda profesional.
- Escuche, solo escuche, y dígale que son importantes en nuestras vidas.
Es tiempo de colaborar para el bienestar de nuestra gente, especialmente el de “nuestros viejos”. Es tiempo de trabajar la conciencia social y de dar lo mejor de cada uno. Es saber que estamos haciendo lo mejor dentro de nuestras posibilidades y que saldremos fortalecidos de esta experiencia.
(La autora es consejera profesional del Hospital Menonita CIMA. Para orientación adicional o ayuda para manejar emociones puede llamar al 787-714-2462)
Fuente: La Perla del Sur / 15 de abril 2020