Tom Clark aún recuerda la primera vez que evaluó a Javier Báez en el verano de 2010, cuando el boricua se encaminaba a su último año de escuela superior en Arlington Country Day, en Jacksonville.
“Todo el tiempo quería conectar batazos de 800 pies”, recordó el escucha de los Cachorros de Chicago a El Nuevo Día. “Tenía un swing salvaje”, agregó Clark para describir en la manera agresiva que el puertorriqueño manejaba el madero, a sus 17 años.
Clark fue el encargado de evaluar primeramente a Báez como cazatalentos de área en el estado de Florida para la organización de los Cachorros. Fue el primero en someter informes del infielder bayamonés camino a su selección en el noveno turno de la primera ronda del sorteo de Novatos de 2011.
Y desde el principio, Clark supo que Báez era un jugador “especial”. Tenía etiqueta de grandesligas.
“Desde escuela superior tenía unas tremendas habilidades y sus instintos como defensor en el medio del cuadro eran increíbles. También tenía mucha fuerza”, precisó Clark.
En aquel momento, el único cuestionamiento era si Báez podía hacer ajustes en la caja de bateadores, específicamente, con el swing, dijo Clark. El escucha lo siguió evaluando y, más adelante en la temporada, Báez disipó cualquier duda.
“Lo vi un par de veces más y recuerdo que en un turno lo vi conectar un largo batazo de foul como a 100 pies de distancia de la línea del jardín izquierdo. Fue el segundo strike. En el otro lanzamiento conectó un doble entre el jardín izquierdo y central. Fue cuando pensé que podía hacer los ajustes como jugador profesional”, contó Clark al señalar que la organización le apostó a su talento como para reclamarlo en la primera ronda, un turno después de su compatriota Francisco Lindor por los Indios de Cleveland.
Y Clark no se equivocó. Báez, a quien apodan “El Mago”, ha sido capaz de ajustar su swing en los últimos años. Solo basta recordar su primera aparición en las Mayores en el 2014, cuando totalizó 95 ponches en apenas 213 turnos.
Ahora en este inicio de temporada, el puertorriqueño ha sido el bateador más productivo de los Cachorros. Hasta la acción del sábado, Báez era colíder de remolcadas en la Liga Nacional con 28, junto a Bryce Harper, de los Nacionales de Washington. También figuraba sexto en jonrones con ocho. Promediaba .283 con 22 anotadas. A su vez, registraba 25 ponches en 108 turnos.
Al verlo ejecutar en la caja de bateadores esta campaña, Clark dijo estar impresionado en la manera que Báez está utilizando todo el parque. En la segunda semana de la temporada, por ejemplo, Báez sacudió un cuadrangular de 434 pies entre el central y el derecho frente a Pittsburgh.
“Realmente, estoy impresionado con su habilidad de batear para el jardín derecho. Este año lo he visto más consistente. Si él continúa bateando con fuerza para el lado opuesto, va a seguir creciendo como uno de los mejores jugadores en las Mayores”, opinó Clark.
Báez no solo está brillando con su madero. También lo hace con su defensa en el campocorto y en la segunda base, y con un agresivo corrido de bases. Comúnmente reseñan sus espectaculares jugadas. Fueron habilidades que Clark observó desde el primer día. “Javy sentía orgullo por su trabajo defensivo. Siempre tuvo esa habilidad de sacar de out a los corredores en la segunda base y de ser agresivo en el corrido de bases”, dijo el escucha estadounidense. “Siempe lo visualicé como un jugador del medio del cuadro por su capacidad de desempeñarse en el campocorto y en la intermedia. No me sorprende nada de lo que está haciendo”, apuntó Clark.
Báez, de 25 años, atraviesa su quinta campaña con los Cachorros. Viene de registrar los mejores números de su carrera en el 2017 con 23 cuadrangulares, 75 anotadas y 75 remolcadas en 145 juegos.
Y otra figura que resalta el crecimiento de Báez es su compatriota Carmelo Martínez, quien lleva 22 temporadas con la organización de los Cachorros como coach, dirigente y coordinador en las Menores. Martínez trabajó con Báez en su primera campaña en la Liga Rookie.
“Javy llegó con un swing muy largo y he visto en la manera que ha ido trabajando para acortarlo. En los pasados campos primaverales lo vi trabajar muy duro en las cajas de bateo. Veía que buscaba la máquina que lanzaba con mayor velocidad y él se le pegaba lo más que podía. Era una manera de acortar el swing. Y hemos visto los resultados en este comienzo de campaña. Empezó caliente y se ve que está disfrutando el juego”, señaló el exjugador de las Mayores. “Lo veo más maduro y eso se está reflejando en su juego”.
Fuente: El Nuevo Día / 6 de mayo de 2018.