Si corresponde al curador adentrarse en la mente del artista y comprender su proceso creativo, una vez las obras entren a las salas, estas plantearían nuevos límites para irradiar una energía que encuentre caminos diversos. Si esa obra ha sido rescatada dentro de las veleidades y destrozos de un suceso meteórico, el desafío de exhibir, se encontraría en facilitar una nueva comunicación, otro diálogo y un orden en ese espacio.
Esto pasaría con las piezas rescatadas del maestro José Rosa desde las entrañas de su destruido taller en Bayamón, las que quedaron enterradas, las que volaron y se encontraron en la intemperie y aquellas que escondidas, resultaron tras el violento viento huracanado. La curadora de esta exposición, Hiromi Shiba, directora de museología en Caribbean University de Bayamón, reconoce en específico el material con el que trabaja, dado que interpretará esta muestra dentro de un entorno social.
“Llevamos más de cuatro meses sin parar rebuscando este trabajo con el genuino interés de ayudar al prójimo dentro de un único programa graduado de maestría de museología. Aunque estamos agotados, entiendo es bien importante que mis estudiantes conozcan mi misión, que se constituye en rescatar el patrimonio artístico de José Rosa”, expuso Shiba en entrevista con EL VOCERO.
“Ya terminamos la etapa de emergencia del segundo piso donde ubicó el desaparecido taller. Salvamos cientos de obras de arte, su archivo, correspondencias, material para pintar y grabar, y todo lo que pudimos salvar, lo salvamos.
De este salvamento, están por entrar 200 obras adicionales, directamente al Laboratorio de Aclimatación de la universidad para estabilizarlas, que es el equivalente a primeros auxilios. En adelante, comenzará Shiba la labor curatorial de investigación, desarrollo de un concepto, redacción y un discurso para la exposición. Debe además, realizar una revisión de propuestas de obra y artistas, inventario de imágenes y listados de obra, así como la propuesta inicial para el diseño del proyecto, adaptado al espacio físico o virtual donde tendrá lugar, acompañado al final de un catálogo razonado.
“Conseguí al maestro grabador Fernando Sánchez de la Universidad Interamericana de San Germán para restaurar esta prensa que vino de Barcelona y pueda dar servicio para siempre. Hasta finales de enero seguimos sacando piezas de los escombros. Había muebles, clósets, planeras, máquinas, obras de dibujos, carteles, colección de obras que no eran de él y de Analida Burgos, su esposa grabadora. Por el momento, era urgente salvar su casa porque el agua caía todo el tiempo y Rosa comenzó a enfermarse. Conseguimos becas para comprar mascarillas, guantes libres de ácidos para no contaminarnos. También se integró la conservadora francesa Manon Sauvage, del Laboratorio de Conservación de obras de papel del Museo de Arte de Ponce para estudiar y controlar el hongo tropical en las piezas”, especificó la experta.
Ha sido primordial reclutar a Sauvage porque el trabajo de hacer conservación tiene que estar certificado profesionalmente. En este caso, las obras pueden sobrepasar las 2,000, por lo que además, la curadora está solicitando dinero federal para contratar legalmente a la restauradora. Este proceso incluye una descripción del estado de cada obra, cómo y dónde se estabilizó y qué tipo de conservación científica necesita.
“He presentado una propuesta al gobierno de Japón por su gran producción de obra de papel con muchos conservadores. Busco que nos envíen un conservador profesional de obra de papel y nos ayuden a investigar la conservación climática en Puerto Rico. Esperamos ayuda de la Fundación de las Humanidades y Beta Local. Actualmente, estamos institucionalizando el proyecto, agrupando y clasificando las prioridades. Tenemos pinturas, grabados, carteles, planchas y obras de madera, todas con diferentes tipos de requerimientos de conservación”, apuntó.